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Cuando el calor y los ciclones amenazan la avicultura

21 July 2011

Para proteger la industria avícola y la producción de cerdo y de ganado de leche y carne, que están dentro del subsector pecuario, el más dinámico del sector agropecuario República Dominicana, el productor debe proveerse de una póliza de seguros y tomar medidas preventivas.


El dinamismo de la industria avícola va tan lejos que está produciendo más de 15 millones de unidades de pollos y más de 150 millones de unidades de huevos de mesa mensuales y genera unos 100 mil empleos directos e indirectos.

Sólo la producción de pollos involucra la suma de unos RD$ 2,580 millones mensuales (US$ 1 = RD$ 38), que anual son más de RD$ 30,900 millones, según estadísticas de técnicos que manejan el tema avícola, informa Hoy.

Al entrevistar al doctor Enriquillo Rivas, consultor avícola, sobre lo que se podría hacer para proteger la producción pecuaria, sus instalaciones y trabajadores, ante la temporada ciclónica, dijo que “lo primero que debe tener en mente un productor organizado y financieramente capaz, es proveerse de una adecuada póliza de seguros contra ciclón e inundaciones no más tarde del 31 de mayo cada año”.

Una vez dentro de la temporada ciclónica en el Mar Atlántico (del 1 de junio al 30 noviembre) debe tomar en cuenta que históricamente los meses más propensos a que el país sea abatido por un huracán corresponden a agosto y septiembre, los peores fenómenos casi todos se han producido en esos meses desde 1930 a la fecha.

En el país el litoral costero este-sur-oeste es por lo general trayectoria ciclónica, esto referente a fuertes vientos. El resto del país es pasible de consecuencias indirectas como inundaciones, tornados, humedad excesiva.

Ciclones: medidas preventivas

El productor agropecuario que sabe lo que esto significa debe pensar en medidas preventivas contingentes, tales como: abrir o dar mantenimiento a drenajes, revisar sus estructuras de techos y paredes, preocuparse por las condiciones de su hábitat y de sus empleados.

Las vías de acceso deben estar bien referenciadas y prever rutas alternas en caso de inundaciones o árboles derribados.

Durante este periodo de peligro se deben revisar las condiciones mecánicas de plantas eléctricas, combustibles, grasas, linternas auxiliares, bombas y repuestos, bombillas, pilas de focos suficientes, algún material de plomería para reparaciones de urgencias, picos y palas y una buena caja de herramientas.

Debe haber sistemas de comunicaciones alternos; dar instrucciones de supervivencia y conocimiento de efectos de huracán a sus empleados y familiares, plantea Rivas.

Si en las granjas existen tanques de agua, estos deben ser llenados pues con el sobrepeso resisten mejor el paso de vientos huracanados, igual los silos de alimentos, si este es guardado en sacos mejor los encaraman en paletas de madera, tanques de metal o cualquier invento que evite se humedezca ese costoso producto. Si usa gas propano para calentadoras, tener algo de inventario sobrante. Lo mismo con alimento o forrajes si el anuncio de huracán se hace presente.

Usualmente las tormentas y ciclones pueden anticiparse dos o tres días o más. Quienes dispongan de computadoras o familiares, amigos cercanos que las tengan, pueden enterarse de los avisos meteorológicos las 24 horas en varios portales del internet.

El peor enemigo del productor agropecuario en estas circunstancias es la imprevisión, desconocimiento e inacción.

En las horas de pico con calor es preferible retirar el alimento
En las horas de pico con calor es preferible retirar el alimento

Calor

En cuanto al calor, cuando la temperatura sube del factor 150, esto es, que la suma de la temperatura (en Farenheit) y la humedad relativa excedan esa cifra, ejemplo: 70 por ciento de humedad con 87 grados F = 157.

A partir de la ecuación 150 los animales metabolizan sus alimentos mucho más lentamente, beben demasiada agua y pueden dar curso o tránsito rápido al alimento que ingieren, este se pierde y el animal no progresa.

El jadeo por calor deshidrata a la mayoría de los animales. Por ejemplo, el pollo no suda pero transpira con el pico abierto y se deshidrata, los meses de calor suponen a la avicultura dominicana que su eficiencia merma hasta un 18 por ciento por ende el costo por libra de carne se incrementa, aunque las unidades fuesen las mismas de otros meses la oferta en quintales es muy inferior y la demanda no es satisfecha, los precios tienden a subir.

Si los pollos en temporada fresca (noviembre- abril) se mercadean vivos en granjas con 4.5 libras cada uno, el calor julio-septiembre puede hacerlos promediar 3.70 y 3.90 libras, aparte de que la mortalidad en granjas agrega un 5-7 por ciento.

La producción de pollos de engorde en la República Dominicana supone una cifra de 2,580 millones de pesos al mes, que al año son más de RD$ 30,900 millones.

En las horas de pico con calor es preferible retirar el alimento a los animales y ponerlos a comer en horas frescas del atardecer, noche, o mañanita. La energía gastada por la digestión, consiguiente hiperemia o flujo sanguíneo predisponen al ahogamiento o asfixia.

Lo recomendable es que cada operación pecuaria determine sus horarios de comida, no como norma general fija sino, de acuerdo a los microclimas, calidad de su alimento, manejo, equipamiento y condiciones de salud. En los animales el estrés es tan perjudicial o más que en humanos.

Julio 2011

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