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Pese a la adversidad

El Dr. de Gasperín examina a un pollo de engorde de una parvada vacunada contra la coccidiosis. El color intenso y la apariencia robusta de esta ave reflejan su buena salud intestinal, que también propicia una cama más seca, y patas limpias y sin lesiones.


Una barrera móvil de plástico en el galpón del pollo de engorde ayuda a Carus Abella a manejar el nivel de exposición de las aves jóvenes a los ooquistes coccidianos de la cama.


Los trabajadores de Carus Abella revisan al azar el peso de las aves para monitorear su crecimiento y su rendimiento.



destino tropical para los vacacionistas, pero los organismos microscópicos del género Eimeria, causantes de la coccidiosis, encuentran también ahí un ambiente espléndido para ellos.

De hecho, los avicultores locales dicen que Veracruz es el “paraíso de la coccidiosis” reconociendo que el calor incesante y la alta humedad de la región ayudan a la multiplicación de estos parásitos en cantidades alarmantes durante todo el año.

La temperatura promedio varía de 24° C a 28° C (de 76° F a 82° F) y en algunas áreas del estado la precipitación pluvial promedia los 261 cm (102 pulg.) al año. No es de sorprender que los productores digan que si alguien puede controlar la coccidiosis aquí, la podrá controlar en cualquier parte.

El manejo de la coccidiosis es un objetivo compartido por los avicultores de todo el mundo, pero es particularmente importante en México, donde las utilidades dependen más del color de las aves que de los parámetros tradicionales del rendimiento como la ganancia diaria de peso o la conversión alimenticia.

Aun el desafío intestinal más leve después de 21 días puede reducir la uniformidad y la intensidad del color amarillo dorado que demandan los compradores en el país. Las enfermedades intestinales y la menor absorción de nutrientes también pueden reducir la salud general y la eficiencia de los pollos.

Joseph Feeks, de la revista Intestinal Health, visitó recientemente algunas operaciones en Córdoba, Veracruz, para conocer más a fondo su misión de elevar a niveles óptimos la salud intestinal y la absorción en los pollos de engorde. A continuación presentamos su primer reportaje.

Manejo del Estrés Intestinal

El Dr. Ramiro de Gasperín no se preocupa mucho si sus pollos sufren un pequeño estrés intestinal. De hecho, lo promueve – siempre y cuando este estrés provenga de una introducción de ooquistes oportuna y controlada, muy al principio de la vida de la parvada.

“Ya sabemos que de todas maneras se va a presentar el estrés de la coccidiosis”, dijo este médico veterinario de Carus Abella, operación avícola ubicada en Córdoba, que produce 4.7 millones de pollos al año.

“Nuestro objetivo es lograrlo de una manera planeada y controlada, lo más pronto posible, para que las aves cuenten con suficiente tiempo para recuperarse y absorber todo el pigmento y los nutrientes que puedan después de los 21 días”.

Para lograr este objetivo, vacuna a sus pollos de un día en la planta de incubación con Coccivac-B, que contiene coccidias vivas, para desarrollar inmunidad contra esta enfermedad costosa y omnipresente.

“Hemos estado vacunado a nuestras reproductoras pesadas contra la coccidiosis todo el tiempo que puedo recordar. Por ello pensamos: ¿Por qué no vacunar también al pollo de engorde?”, indicó.

La respuesta a esta pregunta retórica no siempre fue clara.

Durante años, dijo nuestro entrevistado, la granja dependió solamente de la rotación de anticoccidiales en el alimento para mantener la enfermedad bajo control en los pollos, cosa que funcionó bien durante un tiempo, pero después estos medicamentos, comenzaron a perder efectividad y lo peor fue que el rendimiento, la uniformidad y la apariencia de las aves comenzaron a declinar.

‘Todo andaba mal’

“Todo andaba mal… el emplume, el peso corporal, la pigmentación de la piel, la uniformidad de las parvadas – todos los parámetros relacionados con la salud intestinal”, recordó el médico.

También teníamos problemas severos de resistencia a los fármacos, por lo que tuvimos que comenzar a utilizar tratamientos en el agua. Era obvio que teníamos que hacer algunos cambios importantes, por lo que decidimos utilizar una vacuna en el pollo”.

Después de obtener resultados mixtos rociando la vacuna sobre el alimento, el Dr. de Gasperín consultó a el Dr. Luis Grandvallet y el biólogo Francisco Rios, de Intervet/Schering-Plough Animal Health, quienes le recomendaron administrar la vacuna en la incubadora con un gabinete de aspersión diseñado especialmente para este fin, que asegura la distribución uniforme de los ooquistes vacunales. Además, le recomendaron adoptar varios pasos adicionales para obtener el rendimiento óptimo con la vacuna.

Por ejemplo, cuando vacuna durante la noche, el Dr. de Gasperín ahora utiliza reflectores para mantener a los pollos alerta y promover la curiosidad de las aves y el consumo de vacuna, lo que da como resultado una ingestión más uniforme de los ooquistes vacunales entoda la parvada. Además, envía a los pollos vacunados a una cámara de crianza utilizando un tercio del galpón (que en México se denomina “caseta”) con condiciones ideales de temperatura, ambiente controlado, ventilación de túnel y tablero húmedo para enfriamiento evaporativo.

Mayor población de ooquistes vacunales

Al mantener a las aves en un área de la caseta se logra una mayor producción de ooquistes derivados de la vacuna, necesarios para estimular adecuadamente el aparato inmunocompetente de las aves durante los primeros 21 días. Lo más importante, dijo, es que esto asegura “buena salud e integridad intestinal” cuando los pollos llegan a la fase de crecimiento.

Al igual que la mayoría de los avicultores de México, agrega a las raciones de crecimiento xantofila, pigmento vegetal natural, para producir el color amarillo rojizo profundo que se requiere para lograr mejores precios de venta.

“Si el tracto intestinal no está sano, no se absorberá bien el pigmento – y eso puede ser muy costoso”, dijo el Dr. de Gasperín.

“Los compradores no quieren pollos pálidos o con pigmentación desuniforme. El pigmento es demasiado costoso, por lo que si el alimento no se absorbe bien, no se logrará un buen retorno sobre la inversión”.

Menos pigmento, más color

Después de más de 18 meses de vacunar contra la coccidiosis, parece que la estrategia del Dr. de Gasperín está funcionando. Hizo notar que los productores por lo general agregan 90 ppm de xantofila por tonelada de alimento para asegurar un color óptimo, pero desde que comenzó a vacunar, el Dr. de Gasperín ha bajado el pigmento a 77 ppm, lo que representa casi un 15% menos. Al mismo tiempo, las aves comercializadas continúan logrando una alta calificación (24) del color delta-E, con una desviación mínima.

La vacunación también le ha permitido enfocarse más a satisfacer las necesidades nutricionales de las aves durante los primeros 21 días. Después de que dejó de utilizar medicamentos en la ración de iniciación, Carus Abella comenzó a elaborar su propio alimento, aumentando el nivel de energía del iniciador para estimular la inmunidad.

Después de los 21 días, este veterinario comienza a tratar el alimento con salinomicina y Enradin (enramicina) para mantener la salud intestinal óptima, la absorción del pigmento y el crecimiento eficiente. “Enradin ha funcionado de forma excelente para controlar al Clostridium”, explicó. Más aún, la conversión alimenticia ha mejorado a 1.95 y los machos generalmente alcanzan los 2.8 Kg (6.17 lb) en 6 semanas.

“Actualmente tenemos muy buena relación con nuestros clientes gracias a la calidad del pollo que les surtimos”, dijo. “Se ven mejor porque están más sanos”.

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