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Iluminación LED para mejorar la producción avícola

16 January 2017

ESPAÑA - La luz led abre una nueva etapa en el uso de iluminación para la producción animal controlada, al influir en un mayor crecimiento de las aves, su desarrollo sexual, prevenir el canibalismo, reducir el nerviosismo y aumentar el tamaño de los huevos, e incluso en incrementar la fertilidad de las cerdas inseminadas con semen previamente estimulado con luz led roja, como se puso de relieve en la mesa redonda “Luz en reproducción y producción animal”, organizada por la Sección de Veterinaria de la Real Academia de Doctores de España (RADE).

José Pedro Sacristán, veterinario especialista en avicultura de Ibertec (Ibérica de Tecnología Avícola), señaló que las bombillas incandescentes se están sustituyendo por lámparas led de diferentes colores para lograr diversos objetivos. Por ejemplo, la luz azul da lugar a un mayor crecimiento de las aves, la roja influye en su desarrollo sexual o en prevenir el canibalismo y reducir el nerviosismo, y también en el tamaño de los huevos. “Estos estudios necesitan seguir avanzando, pero creo que con led vamos a poder evitar algunas patologías del comportamiento de las aves”, afirmó el experto.

Por su parte, el doctor Emilio Espinosa Velázquez, Presidente de la Sección de Veterinaria de la RADE, destacó que, según un trabajo recientemente publicado por un equipo de la Universidad de Barcelona, al estimular con luz led roja semen porcino se consiguió un aumento significativo de la fertilidad en unas 10.000 cerdas, y además se incrementó el número de lechones nacidos y de nacidos vivos. Este trabajo, prosiguió, muestra el importante futuro de la luz led en la reproducción animal controlada.

En cualquier caso, según indicaron en el coloquio el doctor Albino García Sacristán, Vocal de la Junta de Gobierno de la RADE, y el doctor Espinosa Velázquez, la alteración de los ciclos naturales de los animales no tiene consecuencias perjudiciales en la calidad de los alimentos que ingerimos, ni en ningún otro sentido, si el animal está bien alimentado y en condiciones higiénico-sanitarias adecuadas, informa Smart Lighting.

En el inicio de la sesión, que presidió el Bibliotecario de la RADE, doctor José Antonio Rodríguez Montes, García Sacristán abordó la influencia de la luz en la fisiología animal. Uno de los hechos fundamentales para que se mantenga la supervivencia de los neonatos, en la mayoría de las especies domésticas y salvajes, es que el nacimiento se produzca en épocas de bonanza climatológica, primavera o verano, aseguró.

En función de su ciclo reproductor, las hembras de las distintas especies se dividen en monoéstricas, receptivas una o dos veces por año, que es el caso de las perras; y poliéstricas, que son la mayoría, con ciclos consecutivos durante todo el año. Estas últimas se dividen en continuas, con ciclos estrales repetitivos a lo largo del año, caso de la mujer, y estacionales, caracterizadas por ciclos repetitivos en una época del año.

La ovulación, una vez que la hembra llega a la pubertad, se debe a la influencia de una hormona, la melatonina, que se produce por la actuación de la glándula pineal, o epífisis, al recibir la influencia de la luz solar, lo que determina la época de celo tanto en la hembra como en el macho. Al estimular la glándula pineal y provocar la producción de melatonina, la luz determina los ritmos circadianos del organismo, “un hecho fundamental para todos los seres vivos”.

La luz es esencial en la avicultura ya que las aves tienen un espectro visible más amplio que los humanos, pero no toda la influencia de la luz les proviene de los ojos. Hay longitudes de onda hacia el infrarrojo capaces de atravesar el cráneo y estimular la epífisis para segregar la hormona liberadora de gonadotropinas que, a su vez, producen hormonas sexuales, manifestó José Pedro Sacristán, veterinario especialista en avicultura de Ibertec (Ibérica de Tecnología Avícola).

El fotoperiodo es esencial para la avicultura, continuó. Dependiendo del fotoperiodo que se aplique en el proceso de recría, se puede determinar cuándo el ave empezará a poner huevos e, incluso, su tamaño. Si se utiliza un fotoperiodo para adelantar la puesta se conseguirán más huevos, pero de menor tamaño. Normalmente, en los primeros dos días un programa tiene 22 horas de luz, que van decreciendo hasta diez horas; y así se retrasa el inicio de la puesta.

Controlar la luz solar es importante, precisó Sacristán, porque si penetra en la granja de forma creciente a las siete u ocho semanas del programa, las pollitas comenzarán a poner con antelación y puede haber problemas de calidad. En función del fotoperiodo aplicado, con una misma genética se pueden obtener huevos de 65 a 70 gramos o de cinco gramos menos.

La intensidad lumínica es también fundamental en el proceso de recría. La intensidad adecuada se estima en 40 lux, que después hay que reducir para no estresar a las aves y originar problemas de picaje. A las 17 semanas, se trasladan las aves a las naves de producción y se eleva la intensidad de la luz. Para evitar el picaje entre las aves, al nacer se les aplica un tratamiento de luz con infrarrojos y un haz de luz que elimina el riego en la zona del pico hasta que cae la parte distal. La luz también ayuda a detectar los huevos infértiles y los abortos tempranos.

Del equipo de redacción de ElSitioAvícola



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