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Epidemiología, diagnóstico y prevención de la micoplasmosis en el pollo de engorde moderno: 1 - introducción

09 May 2016

La micoplasmosis aviar, término general para designar a las afecciones producidas por Mycoplasma gallisepticum (Mg) y Mycoplasma synoviae(Ms), continua siendo en la actualidad una de las principales enfermedades de los pollos de engorde moderno en Latinoamérica. (Primera parte de una serie de tres artículos).

Conferencia de Raúl O. Cerdá, Universidad Nacional de La Plata, Argentina en el XXIV Congreso Latinoamericano de Avicultura, Guayaquil, Ecuador, septiembre de 2015.

La micoplasmosis aviar (MA), término general para designar a las afecciones producidas por Mycoplasma gallisepticum (Mg) y Mycoplasma synoviae (Ms), continua siendo en la actualidad una de las principales enfermedades de los pollos de engorde moderno en Latinoamérica (LATAM).

Si bien el advenimiento de las vacunas vivas contra estos agentes ha logrado disminuir considerablemente el impacto negativo en los parámetros productivos en los distintos niveles de la producción avícola (gallinas de postura, reproductoras y pollos de engorde), no se observa una marcada disminución de la prevalencia de esta entidad en las regiones de mayor concentración de granjas.

La demanda creciente de carne de pollo a nivel mundial y las dificultades logísticas y económicas para lograr un apropiado aislamiento de las granjas y una mayor inversión en bioseguridad y bienestar animal, podrían considerarse como los principales inconvenientes para lograr un mayor éxito en el control de la MA.

Entre otros posibles factores relacionados a la dificultad de control de estos microorganismos se podrían mencionar el uso incorrecto de antimicrobianos (calidad, estabilidad, dosis, etc.) y la falta de nuevos productos de alta efectividad, llevando esto a la pérdida de sensibilidad frente a los distintos programas de control medicamentoso (Cerdá et al, 2010).

Un inconveniente a resaltar en este aspecto es la carencia en LATAM de laboratorios privados u oficiales con capacidad para realizar aislamientos de cepas de campo que permitan la realización de estudios de sensibilidad antibiótica o de concentraciones inhibitorias mínimas (CIM). Estos estudios son de sumo valor ya que permiten seleccionar el antimicrobiano de mayor actividad para una granja en particular (Cerdá et al, 2002).


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"El Mg es la especie más agresiva y responsable de la presentación conocida como Enfermedad Respiratoria Crónica"


Antecedentes de la micoplasmosis aviar

La micoplasmosis aviar es una de las enfermedades de mayor impacto económico en la producción avícola intensiva a nivel mundial (Mallison, 1985). Esta afecta la fertilidad, la viabilidad embrionaria y la producción de huevos en gallinas reproductoras y de postura comercial (Lott et al., 1978; Mohammed et al., 1987).

En pollos parrilleros se la relaciona a pérdidas de ganancia diaria de peso (GDP), aumento de los índices de conversión alimenticia (ICA) y de mortalidad (IM), como así también los decomisos de carcasas a matadero (Vandarmann et al., 1973).

El Mg es la especie más agresiva y responsable de la presentación conocida como Enfermedad Respiratoria Crónica, mientras que el Ms está involucrado en afecciones respiratorias más suaves y es responsable de la Sinovitis Infecciosa (Kleven, 1997).

Tanto las características propias de estos agentes (transmisión vertical y horizontal, capacidad de parasitismo intracelular, variación antigénica, etc.) como las del actual sistema avícola de producción intensiva (concentración de establecimientos y granjas de edades múltiples, alta densidad animal, fallas en bioseguridad, etc.) dificultan el control, erradicación y mantención de lotes de aves libres de micoplasmas.

Debido a su mayor grado de agresividad y relación con pérdidas económicas, Mg ha sido erradicado de las granjas de reproductoras pesadas de la mayoría de los países de alta producción. Sin embargo, no ha ocurrido lo mismo con Ms por razones aún no del todo esclarecidas pero que indudablemente se relacionan con su capacidad de adaptación al medio ambiente y hospedadores y a factores de virulencia (Lockaby and Hoerr, 1999). Por esta razón, Ms es la especie más prevalente en LATAM y a nivel mundial.

Epidemiología de la micoplasmosis aviar

Si bien es muy difícil establecer las fuentes de infección de micoplasmas, se considera en forma general al humano (operarios, veterinarios, vacunadores, choferes, etc.) entre las principales. Cualquier elemento que ingrese a una granja sin su correcto lavado y desinfección (camiones, equipos, etc.), es una posible fuente de infección.

Es importante resaltar que, si bien el Ms es muy sensible a los desinfectantes de uso común, en lugares mal desinfectados puede permanecer por varios días en forma viable (3 días en plumas, 2 días en polvo, 55 a 77 días bajo condiciones secas y a 4ºC y 10 a 21 días en condiciones secas a 20ºC), e inclusive ser transportado por los insectos (Chritensen et al, 1994; Marois et al, 2000).

En un estudio reciente se observó experimentalmente una sobrevida de este microorganismo de hasta 5 días en un aislador mientras que la primera detección de aves infectadas se logró a los 54 días luego del alojamiento de las aves en dichos aisladores (Marois et al, 2005).

Todas las aves silvestres si bien son poco susceptibles a contraer la enfermedad pueden actuar como vectores o transmisores de micoplasma entre granjas. Sin embargo, para que esto ocurra las aves silvestres deben entrar en contacto directo con las aves en producción o con el agua y/o el alimento. Por lo tanto la integridad de las mallas de alambre es fundamental para evitar ese contacto (Bradbury, J., 2003; Ferguson et al, 2003).

El período de incubación de Mg y Ms es similar y depende de la virulencia de las cepas (Lockaby et al, 1999), la concentración de las mismas y los factores de estrés ambiental y de manejo de los lotes de aves (Yoder et al, 1977). Generalmente es de 11 a 21 días luego de la exposición por contacto directo. En aves infectadas por transmisión vertical el período de incubación puede ser muy corto ya que se han observado casos de sinovitis en pollitos de seis días de edad.

Es importante saber que se pueden detectar anticuerpos aglutinantes y pruebas de PCR positivas antes de observarse signos clínicos evidentes, lo cual permite comenzar tratamientos preventivos antes de que se produzcan lesiones y la enfermedad se complique.

La transmisión de Ms y Mg se produce en forma horizontal mediante el contacto directo con secreciones respiratorias o verticalmente por el oviducto (Lin et al, 1982). La diseminación de la infección en la forma horizontal es en general muy rápida entre las aves de un mismo galpón alcanzando al 100% de las mismas en pocas semanas. Experimentalmente se ha demostrado la presencia de Ms en el aparato respiratorio de aves en contacto directo con aves infectadas entre 1 a 4 semanas.

La transmisión vertical de los micoplasmas en aves comerciales es una las principales razones por lo que es tan difícil controlar y erradicar esta enfermedad. (Carnaghan, R. 1961), normalmente las aves infectadas y en un estado agudo transmiten a su progenie una alta concentración de estos. Sin embargo y según distintos investigadores la tasa de transmisión puede variar entre el 10 y el 40%.


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"La transmisión vertical de los micoplasmas es una de las principales razones por lo que es tan difícil controlar y erradicar esta enfermedad"


Aquí hay que tener en cuenta que un mínimo porcentaje de transmisión por esta vía es suficiente para que en las nacedoras y durante los primeros días de crianza los micoplasmas se transmitan al 100% de los pollitos de un lote.

Muchas parvadas provenientes de aves infectadas permanecen libres aun cuando hayan reaccionado en forma positiva a la serología por aglutinación o ELISA al día de vida. Esto último es comúnmente observado en progenies de reproductoras infectadas y tratadas con algún antibiótico específico. La mayor transmisión se produce durante las primeras 6 a 8 semanas después de la infección cuando las aves están en producción.

Un punto importante a tener en cuenta es que la transmisión puede detenerse por algunos períodos y reiniciarse en cualquier momento conjuntamente con una situación de estrés.

Existen diversos factores de virulencia en los micoplasmas, entre los que la presencia de una proteína de citoadhesión poseería la mayor relevancia. Se ha observado una gran variación en la expresión de estos antígenos de superficie (Boguslasvky et al, 2000, Liu et al, 2001). Este explicaría en parte la alta capacidad de los micoplasmas para evadir los mecanismos de defensa del hospedador como así también la frecuente dificultad de detección de inmunoglobulinas por las distintas técnicas serológicas.

Se considera que la capacidad de adhesión y colonización solamente no son suficientes para establecer las diferencias de patogenicidad entre las cepas de Ms. Factores estudiados en otras especies de micoplasmas tales como efectos en la respuesta inmune y cambios en el metabolismo celular del hospedador podrían ser aplicados tanto a Mg como a Ms (Razin et al, 1998).

Otros factores de virulencia más recientemente estudiados tanto en Mg como en Ms demuestran la capacidad de penetración intracelular en células no fagocíticas (Winner et al, 2000; Much et al, 2002; Vogl, et al, 2008; Dusanic et al, 2009; Uriarte and Cerdá, 2012) lo cual les permitiría escapar del sistema inmunológico del ave y prolongar la cronicidad de la infección.

De una forma similar llevarían a cabo esta misma acción mediante la producción de biofilms (Chen et al, 2012). Esta característica explicaría también la sobrevida de estos microorganismos “simples” en el interior de los galpones con deficiente lavado y desinfección.

La presencia de virus respiratorios (Newcastle, bronquitis, influenza, etc.), bacterias (E. coli y otras bacterias Gram negativas), amoníaco, polvo, temperaturas bajas, estrés, asociación con virus inmunosupresores como el de Gumboro, Anemia, Reovirus, y otros, pueden influenciar en la severidad de las infecciones naturales (Kleven et al, 1972; Springer et al, 1974; Yoder et al, 1977; Giambrone et al, 1977; Hopkins et al, 1982).

Diagnóstico de la micoplasmosis

El diagnóstico clínico de esta enfermedad si bien es orientador no es nunca confirmativo debido a la imposibilidad de diferenciar de otros agentes virales o bacterianos con similar presentación clínica. Por tal motivo es indispensable apoyarse en las técnicas de diagnóstico de laboratorio. No obstante, existen importantes diferencias de sensibilidad y especificidad entre las distintas técnicas por lo cual es fundamental saber interpretarlas y combinarlas a fin de llegar a un diagnóstico certero.

Sin lugar a dudas el aislamiento y caracterización es la prueba de mayor grado de confianza dada su especificidad (Cerdá et al, 1998), sin embargo y debido a su alta complejidad, tiempo y baja sensibilidad no es utilizada de rutina.

La prueba de PCR (reacción en cadena de la polimerasa) está siendo cada vez más empleada en los monitoreos de lotes de abuelas y reproductoras en LATAM por su alta sensibilidad y rapidez. El empleo actual en algunos laboratorios de técnicas de PCR en tiempo real permite obtener resultados con alta especificidad en tan solo una hora (Carli et al, 2003; García et al, 2005)).

Las pruebas serológicas siguen siendo las más empleadas debido a su facilidad de realización, rapidez y costo. Es importante recordar que estas son técnicas “indirectas” de diagnóstico cuyos resultados deben saberse interpretar.

La técnica más empleada en la actualidad es el test de ELISA debido a la falta de antígenos comerciales de Aglutinación en Placa (SAR). La técnica de inhibición de la hemoaglutinación (HI), también ha ido perdiendo uso por su complejidad y carencia de antígenos comerciales.

La prueba de SAR es la de mayor sensibilidad pero al mismo tiempo de mayor inespecifidad (Glisson et al, 1984) y por esta razón es generalmente empleada como prueba tamiz o “screening” para la detección de muestras positivas las cuales deben ser luego confirmadas por una técnica serológica de mayor especificidad como el test de ELISA o la prueba de HI (inhibición de la heamoaglutinación).

En la actualidad esta técnica se emplea como monitoreo de rutina cada 2 meses en los planteles de aves reproductoras o abuelas y los lotes positivos son luego evaluados por técnicas moleculares como PCR. La IgM permanece aproximadamente entre 8 y 12 semanas en sangre, por lo tanto, no es extraño observar seronegativización de lotes mediante esta técnica en este lapso de tiempo.

Por esta razón es una técnica útil para monitorear lotes de aves positivas que estén bajo algún plan medicamentoso. En caso de detectarse un bajo número de muestras positivas (10 a 20%) se debe repetir el muestreo en unas dos semanas. Teniendo en cuenta la alta transmisibilidad de los micoplasmas, se debería observar un aumento importante en el porcentaje de animales positivos.


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"Las pruebas serológicas siguen siendo las más empleadas debido a su facilidad de realización, rapidez y costo"


La técnica de ELISA es una técnica muy sensible que detecta IgG, por lo cual es más recomendada para el análisis de pollitos de un día de vida (a los cuales no se transfiere IgM materna)(Opitiz et al, 1983; Higgins et al, 1986).

Actualmente existen varios “kits” comerciales de alta especificidad. Las principales desventajas de esta técnica son su costo, mayor que para SAR, el requerimiento de equipamiento y personal entrenado y la detección más tardía de títulos de anticuerpos (15 a 21 días).

El poder contar con un rango amplio de títulos de anticuerpos permite, en ciertos casos, establecer un perfil serológico para aves vacunadas con cepas vivas contra Mg y/o Ms mediante el monitoreo constante de los lotes lo cual permite detectar desafíos de campo por aumentos significativos de los títulos de inmunoglobulinas.

El HI es una prueba de muy alta especificidad que se emplea generalmente para confirmar los resultados de SAR y ELISA (Vandarmann et al, 1969). Posee baja sensibilidad y detecta IgG entre los 15 y 21 días postinfección.

Su mayor inconveniente es la escasa disponibilidad de antígenos comerciales y la obtención de antígenos caseros con altos títulos hemoaglutinantes, en especial para Ms. Su conservación en el laboratorio por largo tiempo es otro serio problema como así también la interpretación de los resultados y la correlación interlaboratorio. La metodología para su realización es bastante compleja, necesitando personal entrenado y glóbulos rojos de calidad. Por todas estas razones, sumado a la mayor disponibilidad, sensibilidad y especificad de los “kits” ELISA y de PCR (García et al, 2005), cada vez se utiliza menos a nivel mundial.

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